El
sistema de enlaces que arma el linkbuilding de las estrategias
SEO es uno de los factores más observados por Google. Y debatidos,
dentro y fuera de la marca. Dentro porque es un factor que permite
afinar aún más la confiabilidad de los sitios, y reducir los
efectos de los ejercicios de manipulación; fuera porque puede
cuestionar un buen trabajo de promoción en Internet.
Pero
es un riesgo que merece la pena tomar. Desde el algoritmo Pinguin,
Google se fija específicamente en cómo están organizados los
enlaces, si obedecen a una práctica relacionable con algún tipo de
spam o si son de baja calidad. Tanto, si son una apuesta por la
utilización de un número elevado de enlaces, si se hacen sobre
fuentes de información que no resultan relevantes o si obedezcan a
una misma clase de enlaces, se las considera motivos suficientes para
que el buscador penalice esas prácticas.
Sin
embargo, el hecho de que la construcción de un sistema de vínculos
con linkbuilding pueda ser peligrosa, no significa que siempre
lo sea. Hacerlo con cuidado para evitar que el algoritmo confunda el
SEO de sombrero blanco que desarrollamos es vital, no sólo hay que
ser legales, también hay que parecerlo.
Google
considera que la construcción de vínculos entre proyectos web es un
indicador de confianza, que habla bien de la credibilidad y de la
autoridad del sitio. Google es ahora decididamente contrario a la
proliferación de enlaces internos, a esa costumbre de cruzar enlaces
dentro de la propia web que cree más propio del autospam que de
transmisión de información valiosa. Google no quiere que nadie se
vote a sí mismo y sí apuesta por los contenidos de calidad que
interesan a los demás.
Un
contenido de gran calidad puede generar enlaces de manera natural,
algo difícil, que hay que proyectar en el tiempo, con paciencia y
sin pausa. Desde luego siempre con materiales originales,
entretenidos, verdaderamente informativos que son los que respaldan
una buena autoridad en la materia.
La
tendencia actual es desarrollar contenidos en blog como invitados, de
manera recíproca, y para generar enlaces desde fuentes y sitios que
podamos controlar y lo suficientemente variados para no crear
sospechas. Ha nacido la figura del bloguero visitante.
El
linkbuilding no ha muerto, sólo se ha ido a vivir otra vida
mejor, la del buhonero de los contenidos.
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