Hasta
ahora, se consideraba que el musgo que crecía sobre el
cemento no sólo era una incomodidad, un problema que podía amenazar
la solidez estructural de un edificio a largo plazo, sino también
considerarse como un síntoma de abandono de la edificación. Aunque
no todo el mundo lo ve así, los pintores y los fotógrafos han visto
a ese musgo verde del cemento como un toque de poesía visual
muy tentador para recogerlo en sus obras.
Y
es así como también lo han visto los técnicos del Grupo de
Tecnología de Estructuras de la Universidad Politécnica de Cataluña
que están sobre el desarrollo de un tipo de argamasa que sea amable
con estos vegetales para llegar a convertirse en una variedad nueva
de producto industrial que ayude a cambiar las técnicas
constructivas, buscan crear un cemento de musgo.
As
en la manga
El
as que guardan en la manga estos emprendedores españoles es
una propiedad poco conocida del musgo, ser un aislante
natural. El objetivo básico de la acción de creación del cemento
de musgo consiste en proporcionar una denominada 'masa madre' que
ayude a formar el tapiz verde. El secreto está en fabricar cementos
de composición ácida para que los musgos vivan a sus anchas.
El mejor cemento de musgo parece
ser el que está constituido con fosfato de magnesio,
aunque también parece rendir bien el cemento carbonatado.
Pero
no queda ahí la cosa de estos emprendedores españoles, al
cemento de musgo hay que darle una porosidad tal que haga
fácil la instalación de las cepas de musgos.
Para
ello se ha pensado en un diseño de cuatro capas, una de tipo
estructural, otra para impermeabilizar, una tercera biológica para
que haya crecimiento vegetal en su interior y otra cavidad para
recoger agua sin riesgo a que se filtre o se evapore. Ese será uno
de los soportes vitales del cemento de musgo. Verde que te
quiero verde.
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