Las apps
de mensajería instantánea han hundido a Twitter,
entre otros motivos. Twitter no atraviesa en estos
momentos una buena situación. La firma del pollo azul no ha sabido
adaptarse a los tiempos, ni a los cambios acelerados que han traído
las redes sociales.
En
el listado de lo que ha hecho mal Twitter encabeza la
clasificación haber hecho poco y tarde mejoras en las
funcionalidades de la plataforma para poder competir en igualdad con
las nuevas apps de mensajería instantánea. Tampoco se ha
hecho mucho por atajar la proliferación de los trolls que en
Twitter ya son una tendencia digna de estudio. Se trata de una
proliferación de mensajes amenazantes que ha hecho que los usuarios
de la red se vayan allí donde se sienten más seguros.
Una
prueba de esa defección es el hecho de que en diciembre de 2014,
Instagram ya había superado a Twitter por número de
usuarios. 300 millones la primera, 285 millones de participantes la
segunda.
Los
inversores han dado varios toques de atención a Twitter, y
aunque la firma ha renovado a su consejero delegado por Jack Dorsey,
su papel es sólo para servir de transición hasta que un nuevo jefe
ponga orden en el caos en el que ha caído Twitter.
Quejas
de los usuarios
Los
usuarios se quejan de que la interface de Twitter no ha
cambiado mucho, que resulta ya bastante anticuada y poco atractiva.
Otro de los defectos que se le achacan a Twitter es la
excesiva exposición de los usuarios. Las nuevas apps de
mensajería instantánea ofrecen lo contrario, poder interactuar
con la gente con la que quieres hacerlo, de manera privada.
Prueba
de esa necesidad es la creciente interacción detectada por los
técnicos de Twitter en los últimos meses de usuarios que
utilizan el sistema de mensajes privados internos para hacer lo mismo
que se hace en las apps de mensajería instantánea más
populares, léase WathsApp o Shapchat que han sabido conectar con el
público más joven.
Y
es que Twitter tiene también achaques propios de la edad.
¿Soluciones?, muchas, las reales, las que el nuevo equipo de
dirección tome para recuperar un proyecto popular que ilusionaba.
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