Se ha demostrado de forma práctica que tener presencia en YouTube tiene cada vez más importancia. Las marcas ansían estar metidas en el día a día de los usuarios y da la casualidad de que a diario se realizan millones de reproducciones de vídeos en esta plataforma. Para llegar a los usuarios lo que hacen las marcas es apoyarse en influencers que dispongan de millones de seguidores a los que puedan "convencer" del valor de un producto. ¿Pero se puede confiar en cualquier influencer? La experiencia les ha enseñado a las marcas que no, que se deben tener en cuenta muchos factores antes de contratar a uno.
¿Qué puede ocurrir?
Desde siempre las empresas nos hemos ocupado de hacer publicidad corporativa utilizando a personajes famosos del cine y la televisión o incluso del mundo del deporte. Es algo fácil que está muy controlado, porque en todo momento se puede hacer una gestión de lo que se está grabando. Pero esto cambia de manera radical online y especialmente en un servicio como YouTube. Salvo campañas que se graben con anterioridad, en las que existe un guion prefijado, hay mucho riesgo en contratar a un influencer y darle vía libre.
Principalmente porque ese influencer no tiene sentido ni conocimiento de lo que está bien y lo que está mal. Solo actúa según lo que piensa, algo que gusta a sus seguidores, pero que para una marca puede ser absolutamente fatal. Si no se pacta con el influencer que solo se hable del producto o la marca en determinados momentos controlados, la empresa se puede encontrar con situaciones muy complicadas. No sería la primera vez, por ejemplo, que un influencer, después de cobrar muerde a la mano que le ha dado de comer, hablando en plata con sus seguidores de que ha hecho algo por dinero, pero que no está de acuerdo con lo que ha promocionado. Los seguidores de los influencers son muy ciegos y tienden a darle su apoyo a las estrellas de la red y no a las marcas, por lo que hay que cubrirse mucho las espaldas.
¿Cómo elegirlo?
Lo más importante es realizar, antes de contratar a un influencer, un estudio previo sobre su persona, su perfil y otras campañas en las que haya podido participar. También se puede concretar una entrevista con el objetivo de ver qué es lo que piensa sobre determinados temas o cómo aborda este tipo de trabajos. Pero sobre todo importa la investigación que se realice a puerta cerrada, haciendo uso de la red, de comentarios y de otros informes que puedan estar disponibles.
Nunca se debe contratar a nadie sin antes estar seguros de que hará exactamente el papel que necesita nuestra empresa. Porque la burbuja de los influencer se está desbordando cada vez más y en parte es porque estos no acaban de corresponder a sus clientes con las experiencias que esperan de ellos. Así que, ante todo, mucho cuidado.
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